miércoles, agosto 09, 2006

JORGE TEILLIER


















Rubén Campos Aragón, Jorge Teillier, Rolando Cárdenas

Nueva York 11

Aturdidos, ciegos vagabundos de la nada.
¿Cómo están, mis mejores y únicos amigos?
¿Cesantes como yo? ¿Debo leer avisos económicos?
¿Ir a sentarme al Parque o jugar una fija el domingo?

Tal vez estudiar Meditación Trascendental:
son fáciles los viajes al Oriente.
Pero Santiago está en primavera y tú en las cunetas
y en el futuro las embajadas o el Hogar de Cristo.

¿En quién confiar? ¿En mujeres de sal?
¿O que alguna vez cante el Zorzal Criollo?
Ya ni siquiera sabes cuándo la tierra viste de túnica
/amarilla
o escoge ponerse el sayal franciscano.
No es fácil contar sólo con una sonrisa rota
y tras cartón decirle a la gente
que ya bajó el telón y te vas con los tuyos
los gaznápiros, los aturdidos, los ciegos vagabundos
de la nada.


Sin señal de vida

¿Para qué dar señales de vida?
Apenas podría enviarte con el mozo
un mensaje en una servilleta.
Aunque no estés aquí.
Aunque estés a años sombra de distancia
te amo de repente
a las tres de la tarde,
la hora en que los locos
sueñan con ser espantapájaros vestidos de marineros
espantando nubes en los trigales.


No sé si recordarte
es un acto de desesperación o elegancia
en un mundo donde al fin
El único sacramento ha llegado a ser el suicidio.


Tal vez habría que cambiar la palanca del cruce
para que se descarrilen los trenes.
Hacer el amor
en el único hotel del pueblo
para oír rechinar los molinos de agua
e interrumpir la siesta del teniente de carabineros
y del oficial del Registro Civil.


Si caigo preso por ebriedad o toque de queda
hazme señas de sol con tu espejo de mano
frente al cual te empolvas
como mis compañeras de tiempo de liceo.
Y no te entretengas
en enseñarle palabras feas a los choroyes.
Enséñales sólo a decir Papá o Centro de Madres.
Acuérdate que estamos en un tiempo donde se habla
/en voz baja
y sorber la sopa un día de Banquete de Gala
significa soñar en voz alta.


Qué hermoso es el tiempo de austeridad.
Las esposas cantan felices
mientras zurcen el terreno único
del marido cesante.


Ya nunca más correrá sangre por las calles.
Los roedores están comiendo nuestro queso
en nombre de un futuro
donde todas las cacerolas estarán rebosantes de sopa,
y los camiones vacilarán bajo el peso del alba.


Aprende a portarte bien
en un país donde la delación será una virtud.
Aprende a viajar en globo
y lanza por la borda todo tu lastre:
Los discos de Joan Baez, Bob Dylan, los Quilapayún,
aprende de memoria de los Quincheros y el 7º de Línea.
Olvida las enseñanzas del Niño de Chocolate, Gurdgieff
o el Grupo Arica,
quema la autobiografía de Trotsky o la de Freud
a los 20 poemas de Amor en edición firmada y numerada
por el autor.


Acuérdate que no me gustan las artesanías
ni dormir en una carpa en la playa.
Y nunca te hubiese querido más
que a los suplementos deportivos de los lunes.


Y no sigas pensando en los atardeceres en los bosques.
En mi provincia prohibieron hasta el paso de los gitanos.


Y ahora
voy a pedir otro jarrito de chicha con naranja
y tú
mejor enciérrate en un convento.


Estoy leyendo El Grito de Guerra del Ejército de Salvación.
Dicen que la sífilis de nuevo será incurable
y que nuestros hijos pueden soñar en ser economistas o/o dictadores.



(publicado por Gonzalo Contreras en :
Antología de Poesía Chilena Desclasificada 1973-1990)

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BÁRBARA DÉLANO

Acerca del poeta

Los soles al chocar
dejaban su estela innumerable de sonidos
que el hombre nunca pudo oír
los planetas rotaron
y el mar dando vueltas
extrañamente nunca se caía
Los hombres seguían levantando
sus manos extendidas sobre el cielo
Los dedos de las mujeres
tocaban el vientre de sus hijos
y ellos besaron largas noches
los pechos de luna donde se bañaban
las sirenas y los delfines ciegos
Nunca vimos un atardecer en Marte
Los días pasaban
rigurosamente
El tiempo seguía dentro de los caracoles
ascendiendo y descendiendo su fatal escala
Nadie sabía los nombres de las cosas
y cuando se dijo atrás
se disparaba a un hombre
y cuando se dijo mano
caía un pájaro
y cuando se dijo tierra
sonó un mar de huesos y calaveras
fue el poeta el que le puso nombre a las cosas
y las cosas desde entonces fueron dóciles y amargas
y amigas del hombre
y se dijo harina
y hubo pan
y se dijo bomba
y fue Hiroshima
y se dijo beso y hubo bocas
desde entonces las cosas vivieron
y bailaron con el hombre durante los siglos
y vino el poeta y presenciamos el atardecer más rojo
de Marte
y cada vez que chocó una estrella con un cometa
escuchamos un ruido de papel arrugado
Si hay algo aquí adentro
que venga un poeta y se siente a la mesa
si algo hay de verde
que venga un poeta y encienda la luz y busque el volcán
si alguna palabra queda por decir
que venga el poeta y tome desayuno
y dé besos y haga espejos de cada pupila rota y amarilla
Un globo roto en las manos de un niño
un auto que se detiene
un hombre que muere
una mujer compra el pan
cinco hombres se mueren
una bibliotecaria hace ssshht
treinta hombres asesinados
un obrero se arremanga la camisa
cincuenta hombres desaparecidos
una hoja cae de un árbol
el poeta da el último grito
sus amigos aúllan como una sirena
camino al cementerio
y las cosas ahí se quedaron
esperando que su mano resucite
para que este globo pájaro
siga aleteando como un feto de gorrión
en el espacio celeste

(de "Revista Pasquín", UEJ, 1979)

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LILIAN ELPHICK














LA PE

Por Pinter y su premio, porque no fue un pobre pintor portugués, porque produjo poesía y psico-dramas pudiendo pintar paisajes, pernoctar y pulular en provincias prusianas, ser paloma en un pantanal, este pequeño proemio donde la “pe” es paradigma. No pretendo parlar del pinteresque ni de las painful plays de Pinter, su propuesta se perpetúa en París y en Putaendo, en países prefabricados y pueblos paupérrimos. Proseguiré, pues, por el periplo de Pedro, una petra philosophalum que perpetró el paseo pubiano en mi persona. Pienso en su pedazo poseyendo mi párvula petitpois, y qué pedazo, un picoroco palaciego que se paraba presto, previniendo, penetrando, peristáltico y periscopio, perrito pertinaz que persiguió mis piernas, prefiguró su proyectil pale pink y en el punteo presuroso produjo primaveras punzantes. ¿Por qué prefirió partir? ¿Por puto?, ¿por mis prietos pelos?, ¿para pringar en prados más perfectos? Su príapo poderoso podrá parapetarse en cualquier puerto, mas yo, previsora, paseé las pestañas por mi primo y sus pantalones sin pretina, pelo púa, pediculosis y piercings hasta en las papilas y la pololita se fue a las pailas. Prima, propuso, pa qué pololear, podríamos patiperrear. Pronto partimos a Perú que es precioso, parafraseamos a Pablo y no pintamos paredes. Me lo puso piano piano y el pajarito piccolino piaba en mis presidios prefoliados. Prensé el prematuro pistilo y el primo parecía pregustar mi prepotencia porque los párpados pregonaron y los pies pelearon por puro placer. Mi propósito principal fue ser su prelada; el pendejo prendió y se le pasó la presbicie punk. Su patria fui yo, pospuse la pornografía para postularlo a paco, pero el potrillo pateó y profirió pelotudeces. Pucha, primo, no puedes ser pordiosero, piafé, perderás en el póker, patinarás en las porquerizas; puta oh, polvoreó, toy pal pico. Peliaguda protesta. El primito se pegó un porrazo pueril y eso que es la prez de su patota. Pidió una pasantía por mis polleras y como un pollo en plenilunio ploró sus penas. Púsele una pomada y el perla pretendió mis pechos. Ponlos aquí en mi pera , piérdelos en la popa, polemizó, y yo, perra pérfida, le planté mis posaderas sin portaligas para precipitar la potestad de mis pedos. Esta práctica fue precisa. El púber preconcibió su primitiva pose y pronto fue un profesional de la profilaxis. Perfecto. El primo progresaba, de primate a prohombre, de perno a provecto. Fue psicólogo, presidente de los pobres, prestidigitador, portavoz de los presidiarios, palafrenero popular; por fin un Pinter, un Pérez Prado, menos que Picasso pero parecido a Poe, protagonista en los poemarios de Paz, proyecto de Puig, prosista y principal de la patafísica. Procedió como un prócer y fue premiado. Pero la Pelá pregonó sus puterías y le propinó palos. Pobre primo, partió al pudridero y mis postigos permanecen con pestillo. Para él este potpourrí póstumo, mientras preservo su preciado prepucio.

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CECILIA PALMA

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CECILIA PALMA

La única película que no hemos visto



Y aquí estamos entumidos
como a la salida del cine
en invierno
entumidos y tan solos
dando manotazos al mundo
pálidos y ojerosos
arropados en sábanas deslucidas.


Así nos encuentran los días y
noches
incapaces de decir basta
entregados a la disciplina
diaria
al cotidiano devenir de la
muerte
asidos al rebaño a regañadientes
disconformes
frustrados
desolados
soldados de plástico barato
envueltos en pilchas de liquidación.

Amargados

¡reconoced!
no somos más que marionetas
agujereadas por balines
aburguesados
actuando una mala obra
para la eterna taquilla de siempre.

(Feb-20-2006)

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